Me acuerdo de aquel niño que iba rumbo a la primaria en el carro de su abuela, mientras de fondo sonaba Amnesia de José José. Desde entonces, esa canción no solo fue, es y será mi favorita, sino también un refugio que me acompaña en cada etapa de mi vida. Hoy, con 19 años, sigo escuchándola y me siento orgulloso porque gracias a él he aprendido lo que sé del amor, aunque aún no haya tenido suerte en ese camino. Sus canciones me han dado lecciones de vida, me han enseñado que no se trata solo de querer, sino de amar con el alma. A veces pienso cuánto desearía haber vivido la experiencia de estar en uno de sus conciertos, sentir su voz en vivo, y aplaudir al “Príncipe de la Canción”